Así, según afirma Bernardo Ruiz en este artículo, la diferencia básica entre un texto impreso y un texto web es que mientras el primero es estático, el segundo fluye, varía constantemente, dependiendo de los diferentes tipos de monitores, dispositivos y navegadores utilizados. Como se explica en este otro artículo, “los navegadores no están preparados para justificar textos”. El formato que adopte finalmente el contenido es, por lo tanto, imprevisible y por ello no tiene sentido la justificación.
El tema de la legibilidad sería el segundo aspecto clave: diversos estudios han comprobado que los textos justificados dificultan la lectura de las personas con problemas de lectura o discapacidad visual.
En resumen, está claro: la justificación de textos, mejor dejarla para los medios impresos.

El tema de la legibilidad sería el segundo aspecto clave: diversos estudios han comprobado que los textos justificados dificultan la lectura de las personas con problemas de lectura o discapacidad visual.
En resumen, está claro: la justificación de textos, mejor dejarla para los medios impresos.